"Sueños de calle" y "Los amos de Dogtown", este martes 21 de junio en la Sala Lumière

* Con ellas inicia el ciclo de cine Skateboard

RDDP-03.01

Culiacán, Sin.,  Lunes 20 de Junio de 2016

Tarjeta informativa No. 606

Con la proyección de los filmes Sueños de calle (Street dreams, dirección de Chris Zamoschianyk, Estados Unidos, 2009) y Los amos de Dogtown (The Lords of Dogtown, de Catherine Hardwicke, EEUU, 2005), este martes 21 inicia en la Sala Lumière del Instituto Sinaloense de Cultura, el Ciclo de Cine Skateboard (sobre la generación que vive la cultura del patinaje sobre ruedas),  en funciones a las 16:00 y a las 18:30 horas, con boletos a solo diez pesos.

Ambos filmes se repiten el próximo viernes 24, y para este miércoles 22  el ciclo continúa con We are Blood (de Ty Evans, EEUU, 2015) y Emerica - Stay Gold (de John Miner, EEUU, 2010), que se repiten el sábado 25; y el jueves 23 con Bones brigade: An Autobiography (de Stacy Peralta, Japón, 2012) y Baker 3 (de Jay Strickland, EEUU, 2005), que se repiten el domingo 26.

Sueños de calle está basada en la cultura del skatebooard. Derrick Cabrera al igual que todos los patinadores tiene un sueño desea ser patrocinado y un día convertirse en profesional. Él es un skater y viene con todo el talento pero tiene el mundo contra él. Los padres, amigos y compañeros de escuela no pueden entender cómo Derrick tiene tanta pasión por algo que no tiene futuro en sus ojos. Su equipo de amigos que son patinadores son los únicos que parecen comprenderlo y el siente que con ellos es el unico lugar donde será verdaderamente aceptado.

Los amos de Dogtown está basado en los hechos reales de la historia de los Z-Boys, un influyente equipo californiano de skateboard ganadores de varios campeonatos en todo el país estadounidense durante la década de los 70. A principios de la década de los 70, en Venice, California, un grupo de jóvenes skaters disfrutaban patinando en las calles y surfeando en el muelle de Pacific Ocean Park. Rodeados de un ambiente deprimente, tanto en las calles como en sus respectivos hogares, en los suburbios de la ciudad, los chicos se agarran a lo único que les hace disfrutar, el skateboard. Skip Engblom, dueño de la tienda de surf Zephyr, se ofrece a patrocinarlos con el fin de conseguir más dinero para la tienda. Entre los jóvenes destacan tres: Stacy Peralta, Tony Alva y Jay Adams, que se autoproclaman como los Z-Boys. Rápidamente comienzan a conseguir un notable éxito en competiciones locales de Santa Mónica, Venice Beach y los demás competidores no tardan en aprovechar que Skip los tiene sin pagarles nada pese a vender un buen número de tablas de skate gracias a sus éxitos. Sin embargo, no todos ellos asumen el triunfo de manera idéntica.

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