Criadas para ser "Feroces", 4 hermanas se unen y salvan mediante el amor

* Se presenta con éxito impresionante historia dentro de la Temporada SAS-ISIC

RDDP-03.01

Culiacán, Sin.,  Martes 24 de Mayo de 2016

Tarjeta informativa No.498

Obviamente, su malvada madre no las educó para el amor, sino para competir y para triunfar; fue cruel en sus métodos pero ya está muerta, y ahora ellas deben buscar el testamento, que es solo una muestra más de la mezquindad de su progenitora. Sin embargo, mientras buscan en la antigua casona familiar, hacen un repaso de sus vidas y se critican y despedazan entre sí, hasta llegar al extremo del dolor y entender al final, que sólo el amor puede salvarlas de esa vorágine de rencores.

Tal es la esencia de la obra teatral Feroces, de Chema Rodríguez Calderón, dirigida por Lorena Maza y presentada en el Teatro Pablo de Villavicencio dentro de la Temporada de Primavera 2016 de la Sociedad Artística Sinaloa y del Instituto Sinaloense de Cultura, en la primera de tres funciones.

Actúan Maya Zapata como Marisa, una actriz frustrada que no logra concretar sus objetivos de triunfo; Sonia Franco como Ana Moisés, que en su segundo nombre carga con la frustración de su madre por no tener un hijo varón; Mónica Dionne como Ruth, alejada del seno familiar por fea, y no entrar en los proyectos de gloria de su madre, y Zuria Vega, como Jose, la robótica, controladora y traumada hermana que vive un matrimonio de fantasía.

Están en un ático, “un mar de cacharros” en desudo, buscando el testamento de su madre recién fallecida y mientras lo buscan empiezan a reñir entre sí, recriminándose su pasado, sus resentimientos contra su madre y entre ellas, sus secretos que de inconfesables salen a la luz al calor de las discusiones, y las frustraciones por lo que pudieron ser y no lo lograron.

Es una dramaturgia hecha con un lenguaje duro, burlesco, denigratorio. Ninguna se queda callada y al rastro de dolor sigue otra oleada de dolor, acicateada por las palabras que brotan como latigazos. En medio de todo, pactan que, aquella que demuestre que ha sido la más infeliz sea la que se quede con toda la herencia. Entonces, sus secretos más recónditos empiezan a aflorar:

Marissa recuerda cuando fue encerrada por tres días en un armario por su madre, para castigarla; Jose no olvida cuando fue agredida por una niña mayor que ella, y ni su madre ni su hermana la defendieron, según la madre para que aprendiera a cuidarse por sí misma; Ruth rumia como fue alejada de todo afecto familiar al enviarla a vivir a casa de su padre, y Ana también expresa sus rencores.

El final es conmovedor. El testamento no estaba escondido. Todas sabían dónde estaba e incluso lo habían leído, y deciden quemarlo para ser heredadas de acuerdo a la ley, o renunciar a sus partes para que la más infeliz se quede con todo, pero al final, deciden frustrar los propósitos de su madre más allá de la muerte. Es su venganza pero a la vez será una forma de limpiar la amargura de sus vidas y de recomenzar. Recomenzar ya como hermanas, unidas por el amor, como debe de ser.

Los aplausos y bravos al final, en cuanto se apagaron las luces marcando el final, fueron arrasadores.

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