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“Escribo sin un mapa ni una hoja de ruta”, dice la autora argentina Luisa Valenzuela en conferencia

Culiacán, Sin., viernes 8 de abril 2022.

No. 260  

*La reconocida escritora ofrece una charla sobre “Cómo se cuentan las historias”, invitada por el ISIC

 Culiacán, Sin.- “Yo soy una de esas escritoras que escriben sin un mapa, sin una hoja de ruta, sin saber a dónde quiero llegar, como dice Martín Fierro, ‘ya pronto llegaremos, después sabremos a dónde’”, expresó la escritora argentina Luisa Valenzuela al dar una charla sobre "Como se cuentan las historias”, invitada por la Dirección de Literatura del Instituto Sinaloense de Cultura.

En el patio del Centro Sinaloa de las Artes Centenario, la escritora fue presentada por la escritora Dina Grijalva, a cuya instancia fue invitada porque al conocerse, le interesó ver danzas yoremes y las máscaras en Semana Santa, por lo que estos días se trasladarán a San Miguel Zapotitlán y otros sitios del norte del estado.

Respecto al tema de la charla, Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938,) dijo: “Me asombra cómo es que van surgiendo las historias a raíz de la concatenación de las palabras, siguiéndolas desde dentro, con un vocablo que asume de pronto otra connotación distinta y nos lleva a otro lado, que es el que realmente nos está esperando”.

Se refirió además a su más reciente novela “Fiscal muere”, sobre la muerte de un político argentino, Alberto Nisman, que en 2015 muere en el baño de su casa en circunstancias aun no esclarecidas y de las cuales se quiso culpar a una ex presidenta.

“Me obsesiona por el tema de la falsa verdad, de las falsas noticias, porque la misma versión de las autoridades es una ficción de mierda, no es inventada para llevar a la gente a la verdad sino para llevar agua al propio molino de quienes las elaboran o las tergiversan, pero una buena narración no tergiversa nada, va respetando la narrativa y dice al final una verdad muy profunda”.

Expresó que, a diferencia de otros lenguajes como el musical o de las imágenes, en el lenguaje de las palabras hay que explorarlo, es una casa a la que hay que meterse a todos los rincones, y aunque muchos hablan del miedo a la página en blanco, yo digo que no hay que temerle a eso sino al alma en negro que puede surgir al escribir, y de eso se trata esto, de echarle luz a ese lugar.

Expresó que “una cosa que me interesa también explorar es la idea de la política y la literatura, que aparentemente son agua y aceite, pero que están allí, y hay que leer entre líneas; el periodismo nos dice las cosas ya explicadas, nos miente, pero la literatura nos ayuda a leer entre líneas”.

“Me crie en un mundo muy literario, pero yo quería hacer otras cosas, ser aventurera, porque quería movimiento, pues veía a los escritores todos sentados. Sin embargo, la misma escritura es en sí movimiento, y no podemos escribir con un mensaje, hay que escribir a fuerza de estar sentado. Se puede escribir políticamente sin mensaje, simplemente narrando lo que sucede alrededor, la experiencia más notable para mí, había escrito mucho antes, porque sentía que no era claro lo que quería decir”.

Habló de cómo escribió algunos de sus primeros libros como “Cambio de armas”, muy duro sobre la tortura, “Aquí pasan cosas raras”, sobre su regreso a Argentina en los 70 y su encuentro con la dictadura, o “Cola de lagartija”.

Sobre el humor en sus textos, dijo que “está en mi naturaleza, no lo puedo evitar; y yo lo agradezco muchísimo, pero otras veces me molesta muchísimo porque estoy escribiendo cosas maravillosas y siento que, de repente entra el humor y estoy rompiendo el tono logrado con lo que hacía”.

Habló sobre la minificción, esos relatos extremadamente cortos, “muy difícil de definirlos, pero que Dina Grijalva los ha captado bien: hay que captar un cuento con muy pocas palabras, como Augusto Monterroso, y su cuento ‘El Dinosaurio’, que solo tiene 7 palabras y las del título; en estos cuentos todo tiene que ser perfecto. Yo escribí algunos en mis inicios, pero el concepto, la teoría literaria aparece en los años 90. Yo nos los llamaba así, para mi eran minicuentos, cuentos cortos, o textículos”.

Para complacer a la escritora, que ha expresado una fascinación por las máscaras, se montó en el lugar una exposición con máscaras yoremes, y una danzante bailó la “Danza del venado”.

Este es un programa público ajeno a cualquier partido político.

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