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La arquitectura

La arquitectura

Más allá de la concepción simple del espacio que se construye para satisfacer una necesidad determinada, la arquitectura, se concibe como una forma precisa de actividad artística, considerando en ello al arte como un modo específico del quehacer humano. Con el tiempo la arquitectura está en posibilidad de adquirir la categoría de monumento, no tanto por las dimensiones o un estilo en particular, si no por la capacidad que el inmueble tiene para revelar la historia, como testimonio o evidencia material de los hechos. El valor testimonial y el valor documental implícitos en todo monumento involucran un mensaje que se debe captar, esa verdad que el monumento tiene la facultad para delatar. De esta manera la arquitectura en su historicidad evidencia su innata capacidad de delación, ya que confirma la historia del desarrollo cultural, económico y tecnológico de la sociedad y la historia del propio edificio, en tanto haya permanecido.

La arquitectura de Sinaloa como producto de la cultura que sus habitantes han generado en el curso de la historia, hoy forma parte de los diversos planos que la estratigrafía histórica nos deja ver. El valor testimonial, el valor documental y su innegable capacidad de permanecer en el tiempo garantizan la facultad de obtener la potestad como reservorio de la memoria histórica de la sociedad que los construyó, admitiéndolos como Monumentos Históricos, toda vez que son hechos materiales que preservan la memoria histórica del pueblo, constituyéndose además, como parte del patrimonio cultural de la sociedad sinaloense.

            En la tipología formal de la arquitectura construida durante el periodo novohispano de Sinaloa, se destacan variantes del barroco tales como purista, interestípite y neostilo. Y en las obras del siglo XIX predominan algunos casos neoclásicos y otros más eclécticos, sin embargo la tipología sinaloense la define el tradicional simplificado con influencia neoclásica.

La arquitectura novohispana de Sinaloa, no obstante mostrar una característica expresión estática evocando un rasgo de equilibrio y firmeza, discrepa con el desarrollo formal del resto de los elementos de la estructura compositiva, al mostrar entablamentos, frontis, basas, enjutas y remates con evidentes transformaciones en su forma, dando la impresión de movimiento, o inclusive los mismos apoyos son afectados, aunque sólo en la proporción, pues en algunos casos se tornan achaparrados.

            Por otra parte la tipología formal en la arquitectura habitacional que durante el periodo novohispano se edificó en Sinaloa, muestra también la variante del barroco tablerado, circunscrito básicamente a la producción de la arquitectura doméstica, no obstante también se empleó como recurso formal en algunas obras del género religioso. Las primeras manifestaciones surgieron al mediar el siglo XVII, perdurando todavía hasta la primera mitad del siglo XVIII. Esta variante se caracterizó por la omisión de la columna en la estructura formal, supliéndola por pilastras empotradas, recurriendo al capitel toscano, y enriqueciendo la superficie del fuste, al modo de los tableros bidimensionales que se labraban en obras de carpintería, particularmente en las puertas del mobiliario de la época.

            El fuste sugiere un tablero que puede servir de fondo a otros elementos ornamentales  y en el que pueden labrarse acanalamientos o la sobreposición de varios tableros, siempre en el plano bidimensional, ofreciendo cierto grado de racionalización, de una sobriedad absoluta, en el tablero se renuncia a la exuberancia formal, remplazándole con elementos de talle mixtilíneo profundamente geometrizados.         Otra peculiaridad es que su principal característica consiste en el realce formal casi en exclusiva del enmarque en los vanos, donde la jamba se enaltece con el sencillo labrado bidimensional, dando continuidad hasta la superficie del dintel que por lo general se desarrolló en un arco escarzano.

            De la edificación decimonónica, la arquitectura civil construida en general dentro del territorio sinaloense es uno de los mejores testimonios del desarrollo técnico del siglo XIX. Influenciada primero por el repertorio de las formas del clasicismo grecorromano y salpicado después por las interpretaciones del eclecticismo porfirista, hoy día forman el conjunto testimonial más numeroso de nuestro patrimonio construido. Invariablemente el espacio en la vivienda decimonónica de Sinaloa, se solucionaba alrededor de un patio; el que podía presentarse bajo diferentes tipologías, según fuera la disposición de las piezas en torno a éste; de patio central y traspatio, de patio dispuesto en "U",  o de patio en "L”. En algunos casos el patio se circunscribía con portales construidos de cantería, en los que hacia principios del siglo XIX apareció el singular doble portal sinaloense, el cual se empleó todavía hasta muy entrado el siglo XX.

 

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